Bye bye you. Cinco años enclaustrado en la oficina, los últimos ahorrando a
conciencia por mi libertad y al final obtengo la llave que me libera de unos
grilletes que me hicieron suyo y me apresaban a un asiento, pocas veces
reconocido como propio. El inglés y el estancamiento laboral ejercieron de
muelle para que abandonara la impredecible cueva, glaciar en verano, infernal
en invierno pero bullicioso a todas horas. Para hablaros del nuevo destino,
esperaremos dos meses, tan sólo decir que el rizo del muelle es tan largo que
el salto es extremo. Desde que respiro aire puro, comienzo a creer que me están
creciendo alas.
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Saturday, 11 August 2012
Wednesday, 1 June 2011
¿Eres empleado o trabajador?

Está empleado todo aquel que ocupa un puesto de trabajo legalizado en una empresa, con sus derechos y obligaciones, sin que ello necesariamente le exija alcanzar unos determinados niveles de productividad, mientras que es trabajador aquel que sobresale por la cantidad de trabajo que saca adelante, siendo la productividad una meta a alcanzar. Inclinarse por una opción u otra es iniciativa de uno mismo, pero mantenerse no depende sólo de uno mismo. Los factores externos (clima laboral, incentivos, reconocimientos) ejercen una notable influencia en el rendimiento laboral de cada uno. Por eso hoy más que nunca es necesario despertar al empleado que limita sus tareas diarias a mantenerse en su actual puesto y aupar el ánimo del trabajador que no encuentra recompensado sus esfuerzos (el premio no tiene que traducirse en aumento de sueldo siempre, pueden ser días libres, salir temprano del trabajo, conciliar vida familiar...).
MIS CONSEJOS
Resulta difícil devolver la ilusión a la plantilla cuando el desánimo se ha adueñado de la organización y el contagio afecta desde la cúspide (dirección) hasta la base. En semejante contexto de desgobierno trazo algunos consejos que de manera personal me han servido y ofrezco para quien le pueda ayudar:
- Desarrolla tus obligaciones laborales de una manera ejemplar, con un rendimiento ejemplar y acumulando conocimiento.
- Crecer personalmente pasa por aprender todos los días algo nuevo que poner en práctica.
- Si tu entorno laboral es pesimista quizá necesitas cambiar de entorno y, ojo, que no digo que tengas que cambiar de trabajo obligatoriamente cuando puedes recuperar el optimismo relacionándote con nuevos compañeros de trabajo.
- Los trabajos rutinarios crean autómatas, por eso altera el orden de mis tareas si son mecánicas.
- Ante momentos de saturación de trabajo haz un listado de tus tareas pendientes y ve cruzando tarea por tarea según vayas cumpliéndolas.
- Aprovecha los descansos laborales para hacer lo que más me gusta: lee, disfruta de la hora de la comida con tranquilidad, pasea por un parque, respira oxígeno puro y recarga tus pilas para seguir la jornada.
- Los problemas laborales se resuelven en la empresa. Es injusto culpar a nuestra familia, amigos o pareja de un problema en el que no tienen parte.
- Cuida la alimentación para un rendimiento óptimo: haz cuatro o cinco comidas al día, cada una en su medida, y que contenga fruta, verdura, carne y pescado, los frutos secos y el plátano favorecen la concentración. Cuidadín con las bebidas cafeinadas que alteran nuestro organismo más de lo que nos pensamos y nos vuelven susceptibles.
- Practica ejercicio. No olvides que andar también es un ejercicio sano en el que no siempre se repara.
- Las horas de sueño son personales, lo importante no es número de horas sino calidad de las mismas. Hay gente que tiene calidad de vida durmiendo cinco horas al día. Cuando hago siestas de 15 minutos y siento que he dormido una hora es porque han sido minutos de calidad.
- Amanece con una sonrisa todos los días y repítete frente al espejo que vas a comerte el mundo. Alégrate por estar un día más en este mundo, más próximo a tu meta.
- Aprende de todo y de todos. De camino al trabajo suelo escuchar en el metro las conversaciones aledañas que me hacen ver lo imperfecto que soy.
- Alivia esas semanas laborales que se presentan arduas pensando en el fin de semana inolvidable que se aproxima. Es el precio que tienes que pagar para disfrutar de ese fin de semana.
- Tus amigos, tu familia, tu pareja... Ellos son el motivo de tu existencia. Cambia de trabajo las veces que quieras, pero no los cambies a ellos porque si te han demostrado algo es que te guardan fidelidad.
- Sé práctico, organizado. Por muchas ocupaciones que tengas el día seguirá teniendo 24 horas, así si quieres sacarle el máximo provecho procura explotar cada minuto de manera que mientras estés en una tarea haya otra que esté desarrollándose aunque pocos, salvo tú, puedan percatarse de ello. Cuando tengo poco tiempo libre aprovecho para hacer dos cosas a la vez: sigo en contacto con mi novia por medio de paseos nocturnos.
- No dejes espacio para la pereza. Aunque es difícil escapar a ésta te recomiendo que te planifiques una agenda repleta de actividades para el fin de semana.
- Si no eres lo suficientemente feliz, lucha por esa felicidad sin quejas ni lamentos. En tu mano está volver las tornas.
Friday, 27 August 2010
La agenda setting vista por Bernard Cohen*
“The press may not be successful much of the time in telling people what to think, but it is stunningly successful in telling its readers what to think about”.
“La prensa no tiene mucho éxito en decir a la gente qué tiene que pensar, pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué tienen que pensar”.
*Historiador y científico estadounidense fallecido en 2003. La cita fue enunciada en 1963 y hace referencia al poder de influencia que ostentan los mass media (medios de comunicación) en la selección de la información noticiable, es decir, en la configuración de nuestra percepción de la realidad.
Friday, 20 November 2009
Otros dos números más... o menos
Hay quienes a cierta edad tienen la costumbre de restarse años con motivo de su aniversario y quienes viendo acercarse la muerte pierden la ilusión de crecer. Ni unos ni otros pueden evitar lo ineludible, el avance del tiempo, que corre a velocidades ilusorias según el ojo que lo cronometre. Así es como puede eternizarse un instante o fotografiarse una vida.
Llegan aires nuevos y el que menos sabe en qué dirección, augurio de un cambio ya constatable en la conversión de los medios de comunicación totalmente distintos a los tradicionales y el cada vez más cercano final del papel. Me alegro por los árboles que ahorrará este cambio, pero me horroriza el pensar las consecuencias negativas que puede reportarnos. Me refiero en esencia a la uniformización de la información. Trataré de explicarme: si uno dedica un día entero a grabar los telediarios de todas las cadenas y/o los boletines informativos de la radio y/o adquirir los periódicos de tirada nacional, llegará a la conclusión de que el grueso informativo –salvando diferenciaciones ideológicas- es común. No se debe a una suerte de elección de cada medio sino a la dependencia informativa que mantienen los distintos grupos de comunicación a mismas agencias de comunicación que son las que le proveen de los acontecimientos informativos –las mismas que ejercen de filtro informativo y dictan qué noticia pasa por el colador y cuál no-, léase Reuters, Associated Press (AP) y Efe, entre otras.
Con la afloración de Internet hoy cada uno se convierte en portavoz de su medio de comunicación, vía página web. En una carrera por lograr la primicia informativa podría tentarnos la genial idea, y por otra parte nada novedosa, de hurtar la noticia al medio competidor, reeditarla y colgarla en nuestro medio de publicación en el afán de colgarnos la medalla de la exclusividad.
Hace cinco días conocí la desaparición del papel escrito de una revista de caza. Esta semana cerré los dos números de diciembre de las revistas cinegéticas en las que trabajo con una duda en la cabeza, ya no sé si sumar o iniciar la cuenta atrás.
Llegan aires nuevos y el que menos sabe en qué dirección, augurio de un cambio ya constatable en la conversión de los medios de comunicación totalmente distintos a los tradicionales y el cada vez más cercano final del papel. Me alegro por los árboles que ahorrará este cambio, pero me horroriza el pensar las consecuencias negativas que puede reportarnos. Me refiero en esencia a la uniformización de la información. Trataré de explicarme: si uno dedica un día entero a grabar los telediarios de todas las cadenas y/o los boletines informativos de la radio y/o adquirir los periódicos de tirada nacional, llegará a la conclusión de que el grueso informativo –salvando diferenciaciones ideológicas- es común. No se debe a una suerte de elección de cada medio sino a la dependencia informativa que mantienen los distintos grupos de comunicación a mismas agencias de comunicación que son las que le proveen de los acontecimientos informativos –las mismas que ejercen de filtro informativo y dictan qué noticia pasa por el colador y cuál no-, léase Reuters, Associated Press (AP) y Efe, entre otras.
Con la afloración de Internet hoy cada uno se convierte en portavoz de su medio de comunicación, vía página web. En una carrera por lograr la primicia informativa podría tentarnos la genial idea, y por otra parte nada novedosa, de hurtar la noticia al medio competidor, reeditarla y colgarla en nuestro medio de publicación en el afán de colgarnos la medalla de la exclusividad.
Hace cinco días conocí la desaparición del papel escrito de una revista de caza. Esta semana cerré los dos números de diciembre de las revistas cinegéticas en las que trabajo con una duda en la cabeza, ya no sé si sumar o iniciar la cuenta atrás.
Tuesday, 25 September 2007
Cibersexo en una red perniciosa
Hace unos meses supe de la gran revolución que están trayendo las nuevas tecnologías en la satisfacción de nuestras necesidades afectivas. Lo que parecía excepcional está ganando vida
Todo vino a raíz de una conversación que mantuve con un amigo que me relataba las alteraciones que Internet conlleva en sus prácticas sexuales. La red como punto de encuentro virtual para la estimulación, el cibersexo en una red perniciosa.
Las videoconferencias en directo añaden morbosidad a la comunicación y el fracaso de una relación real, el placer de sentirse codiciados y la pérdida de la vergüenza por la distancia de los interlocutores multiplica la emergencia de nuevos ejercicios en red.
La nueva en mi pueblo pone de relieve la ingenuidad y candidez de muchos de quienes se refugian en la red. Al parecer, una señorita se estimulaba con la webcam activada para agradar al navegante que permanecía al otro lado, mientras éste grababa el espectáculo. Las secuencias parecen ser 100% explícitas –el tipo colgó el vídeo en la red y el rumor en el pueblo es más veloz que la luz- y la adolescente que iniciaba carrera universitaria se ha visto obligada a migrar. Ya saben que cuánto menor es un pueblo mayor es la presión a la que se ven sometidos sus habitantes por eso de que siempre hay alguien detrás censurando nuestros pasos.
No se trata de criminalizar a la niña ni de compararlo con la pornografía que todo mayor de edad ha visto a través de la red en alguna etapa de su vida. Ni lo uno ni lo otro forma parte de la perversión. Internet sustituye viejos hábitos. A nuevos tiempos nuevos riesgos, pero resulta que esta última parte no está lo suficientemente implantada en la conciencia del internauta. Los juegos pueden volverse contra nosotros cuando salta al ruedo público la intimidad. Ha pasado con la inocente y no será la última. Parejas que rompen aprovechan la Red para vengarse difundiendo un vídeo de contenido sexual en el que aparecen sus ex. El daño es irreparable si se tiene en cuenta la rapidez de las descargas. En cuestión de horas se arruina la carrera de alguien desde que Internet prolifera en casas particulares.
La crueldad adquiere nuevas dimensiones si se tiene presente la difusión de sus datos personales. Ella no volverá a ser la misma y él sin embargo tendrá el perdón –incluso la enhorabuena por colgar el vídeo- de todo su entorno. La red pervierte, pero además premia al pervertido.
Todo vino a raíz de una conversación que mantuve con un amigo que me relataba las alteraciones que Internet conlleva en sus prácticas sexuales. La red como punto de encuentro virtual para la estimulación, el cibersexo en una red perniciosa.
Las videoconferencias en directo añaden morbosidad a la comunicación y el fracaso de una relación real, el placer de sentirse codiciados y la pérdida de la vergüenza por la distancia de los interlocutores multiplica la emergencia de nuevos ejercicios en red.
La nueva en mi pueblo pone de relieve la ingenuidad y candidez de muchos de quienes se refugian en la red. Al parecer, una señorita se estimulaba con la webcam activada para agradar al navegante que permanecía al otro lado, mientras éste grababa el espectáculo. Las secuencias parecen ser 100% explícitas –el tipo colgó el vídeo en la red y el rumor en el pueblo es más veloz que la luz- y la adolescente que iniciaba carrera universitaria se ha visto obligada a migrar. Ya saben que cuánto menor es un pueblo mayor es la presión a la que se ven sometidos sus habitantes por eso de que siempre hay alguien detrás censurando nuestros pasos.
No se trata de criminalizar a la niña ni de compararlo con la pornografía que todo mayor de edad ha visto a través de la red en alguna etapa de su vida. Ni lo uno ni lo otro forma parte de la perversión. Internet sustituye viejos hábitos. A nuevos tiempos nuevos riesgos, pero resulta que esta última parte no está lo suficientemente implantada en la conciencia del internauta. Los juegos pueden volverse contra nosotros cuando salta al ruedo público la intimidad. Ha pasado con la inocente y no será la última. Parejas que rompen aprovechan la Red para vengarse difundiendo un vídeo de contenido sexual en el que aparecen sus ex. El daño es irreparable si se tiene en cuenta la rapidez de las descargas. En cuestión de horas se arruina la carrera de alguien desde que Internet prolifera en casas particulares.
La crueldad adquiere nuevas dimensiones si se tiene presente la difusión de sus datos personales. Ella no volverá a ser la misma y él sin embargo tendrá el perdón –incluso la enhorabuena por colgar el vídeo- de todo su entorno. La red pervierte, pero además premia al pervertido.
Saturday, 15 September 2007
Los peligros de la red
A nadie le cabe ningún género de duda de que desde que la gran red de redes llamada Internet existe la comunicación interpersonal ha crecido enormemente, las transacciones son simultáneas, las posibilidades de contactar en tiempo real con personas situadas en puntos geográficos extremos es un hecho y todo ello con unos costes mínimos cuando no nulos.
Además de un puerto comercial, vestíbulos de comunicación como chats, Messenger, Skype, Twitter o Facebook, concitan a un gran número de internautas para chatear, compartir archivos… Tecnológicamente estamos mejor comunicados que hace una década gracias a la accesibilidad a las autopistas de la información, pero nuevos tiempos traen también nuevos riesgos, e Internet no es un caso excepcional. No estamos exentos de los peligros de la red; más bien somos demasiados vulnerables para convertirnos en una presa fácil. Hay historias bonitas como las imparables reconciliaciones con Wendys, de Santo Domingo. Puedo hablaros de Julia, una chica alemana que conocí hace tres años y con la que vuelvo a contactar gracias a Messenger, de Silvia Rodríguez, dominicana, afincada en Boston con la que bailé aferrada a su cintura una noche madrileña de hace cuatro años y a la que le sigo la pista a través de la red, del teléfono fijo de Lamiae que estuve a punto de encontrar gracias a las páginas blancas virtuales de Marruecos. Bondades a las que se unen perversidades como la ruptura con Ariadnita, mejicana asentada en Madrid con la que decidí perder contacto ante la imposibilidad de reunirme personalmente con ella en una segunda ocasión, el rechazo de la nicaragüense Claudia, o las diferencias insalvables con Any.
Mis contactos me obligaron a reflexionar. Nada merece tomarse tan en serio, pero jamás jugar con la mentira y las buenas intenciones de los demás. Así fue que me disculpé a Karen por una mentira que le revelé y que quizá nunca hubiera descubierto dadas las millas que separan la capital de España de la de República Dominicana. A Elianny le escarmentó la red y guarda severas reticencias cada vez que le declaro mi afecto.
Mi consejo ha sido siempre: ¡Precaución! Aprendo mis prédicas con la misma facilidad que las vulnero. Marisol, de Perú, como tantas otras, estuvieron advertidas, pero resulta fácil acabar sucumbiendo a la provocación.
Para mí son importantes, ángeles caídos y en gracia, pero soy consciente de las trabas que interpone la distancia. Quiero con mesura y si traiciono es porque antes no he sido justo conmigo mismo. La falta de medios económicos, la soledad, la premura en hallar compañía heterogénea nos conduce a la red en busca de la morfina que nos evada.
Sigo manteniéndome en las mismas. Con todas sus ventajas la red puede acabar derivando en el pozo de millones de adictos. ¿Quien no sabe que el vicio mata y el consumo prudente enardece?
Además de un puerto comercial, vestíbulos de comunicación como chats, Messenger, Skype, Twitter o Facebook, concitan a un gran número de internautas para chatear, compartir archivos… Tecnológicamente estamos mejor comunicados que hace una década gracias a la accesibilidad a las autopistas de la información, pero nuevos tiempos traen también nuevos riesgos, e Internet no es un caso excepcional. No estamos exentos de los peligros de la red; más bien somos demasiados vulnerables para convertirnos en una presa fácil. Hay historias bonitas como las imparables reconciliaciones con Wendys, de Santo Domingo. Puedo hablaros de Julia, una chica alemana que conocí hace tres años y con la que vuelvo a contactar gracias a Messenger, de Silvia Rodríguez, dominicana, afincada en Boston con la que bailé aferrada a su cintura una noche madrileña de hace cuatro años y a la que le sigo la pista a través de la red, del teléfono fijo de Lamiae que estuve a punto de encontrar gracias a las páginas blancas virtuales de Marruecos. Bondades a las que se unen perversidades como la ruptura con Ariadnita, mejicana asentada en Madrid con la que decidí perder contacto ante la imposibilidad de reunirme personalmente con ella en una segunda ocasión, el rechazo de la nicaragüense Claudia, o las diferencias insalvables con Any.
Mis contactos me obligaron a reflexionar. Nada merece tomarse tan en serio, pero jamás jugar con la mentira y las buenas intenciones de los demás. Así fue que me disculpé a Karen por una mentira que le revelé y que quizá nunca hubiera descubierto dadas las millas que separan la capital de España de la de República Dominicana. A Elianny le escarmentó la red y guarda severas reticencias cada vez que le declaro mi afecto.
Mi consejo ha sido siempre: ¡Precaución! Aprendo mis prédicas con la misma facilidad que las vulnero. Marisol, de Perú, como tantas otras, estuvieron advertidas, pero resulta fácil acabar sucumbiendo a la provocación.
Para mí son importantes, ángeles caídos y en gracia, pero soy consciente de las trabas que interpone la distancia. Quiero con mesura y si traiciono es porque antes no he sido justo conmigo mismo. La falta de medios económicos, la soledad, la premura en hallar compañía heterogénea nos conduce a la red en busca de la morfina que nos evada.
Sigo manteniéndome en las mismas. Con todas sus ventajas la red puede acabar derivando en el pozo de millones de adictos. ¿Quien no sabe que el vicio mata y el consumo prudente enardece?
Thursday, 12 July 2007
La democratización de la información
Creamos en un espacio donde todas las voces informativas y opinativas tienen cabida, un punto de encuentro donde interlocutores válidos comparten saberes y experiencias. Ahora sigamos creyendo pero no cesemos de crear contenidos útiles para la comunidad virtual. Valgámonos de las herramientas que la red nos tiende y acabemos con los muros que silencian al periodista honrado y a la sociedad de a pie.
El futuro de la comunicación se encuentra significativamente en la retroalimentación transparente y la participación ciudadana en la elaboración de noticias y en la insubordinación de los profesionales frente a las interesadas empresas del poder. Estamos ante la democratización de la información.
La evolución de la web –la denominada web 2.0- se constituye como la senda por la que tanto periodistas como profesionales se abren camino con la ayuda de la sociedad participativa. Los blogeros fueron pioneros en la incursión por esa enmarañada jungla que no exenta de amenazas supone una gran hazaña para cualquier aventurero.
La archiconocida ventana a través de la cual vemos el mundo deja paso a un inmenso mirador con aforo mundial. Poco a poco, con suma precaución, cortando maleza y cuidando que ninguna víbora intoxique nuestra visión de la realidad, nuestro deber es proseguir la labor iniciada. Eso sí, aunque la carrera tecnológica no admite demoras la ruta es extensa y exige paciencia.
El periodista de hoy tiene poderes para hacer periodismo de calidad sin frenos ni cortapisas empresariales. Estamos iniciando una nueva Era de la información que toma las bases de un quehacer familiar, un retorno al viejo periodismo que ahora se nutre de los avances de los sistemas y herramientas de comunicación, y queremos contar con todo aquel ayudante que tenga algo valioso que aportar. Nunca antes la democratización de la información estuvo tan cerca.
El futuro de la comunicación se encuentra significativamente en la retroalimentación transparente y la participación ciudadana en la elaboración de noticias y en la insubordinación de los profesionales frente a las interesadas empresas del poder. Estamos ante la democratización de la información.
La evolución de la web –la denominada web 2.0- se constituye como la senda por la que tanto periodistas como profesionales se abren camino con la ayuda de la sociedad participativa. Los blogeros fueron pioneros en la incursión por esa enmarañada jungla que no exenta de amenazas supone una gran hazaña para cualquier aventurero.
La archiconocida ventana a través de la cual vemos el mundo deja paso a un inmenso mirador con aforo mundial. Poco a poco, con suma precaución, cortando maleza y cuidando que ninguna víbora intoxique nuestra visión de la realidad, nuestro deber es proseguir la labor iniciada. Eso sí, aunque la carrera tecnológica no admite demoras la ruta es extensa y exige paciencia.
El periodista de hoy tiene poderes para hacer periodismo de calidad sin frenos ni cortapisas empresariales. Estamos iniciando una nueva Era de la información que toma las bases de un quehacer familiar, un retorno al viejo periodismo que ahora se nutre de los avances de los sistemas y herramientas de comunicación, y queremos contar con todo aquel ayudante que tenga algo valioso que aportar. Nunca antes la democratización de la información estuvo tan cerca.
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