Bye bye you. Cinco años enclaustrado en la oficina, los últimos ahorrando a
conciencia por mi libertad y al final obtengo la llave que me libera de unos
grilletes que me hicieron suyo y me apresaban a un asiento, pocas veces
reconocido como propio. El inglés y el estancamiento laboral ejercieron de
muelle para que abandonara la impredecible cueva, glaciar en verano, infernal
en invierno pero bullicioso a todas horas. Para hablaros del nuevo destino,
esperaremos dos meses, tan sólo decir que el rizo del muelle es tan largo que
el salto es extremo. Desde que respiro aire puro, comienzo a creer que me están
creciendo alas.
No comments:
Post a Comment