Wednesday, 8 August 2012

La Fontana del Timo


No recuerdo salida nocturna en que la ilusión de volver a casa superara con creces la que me llevó a salir. La Fontana de Oro (Calle de la Victoria, 1, Madrid) lo ha conseguido sobradamente. Si hubiera pasado 15 minutos dentro del antro no dedicaría un post, pero estuve una hora y esa tortura artístico-musical-etílica lo merece. No voy a criticar la horrible combinación de la escena a la que una persona sobria puede dar crédito (paredes llenas de óleos dedicados a personalidades políticas, farolas alternadas con columnas de orden corintio, una moto chopper colgando del techo, un obispo sentado en su trono divisando la orgía, perversión tras perversión, ni tampoco censuraré el mal gusto musical porque entonces os tendría que hablar de El Doblón, del que recientemente escribí en otro post. La razón de postear este tugurio es para juzgar la calidad del alcohol, tomando como muestra una copa de ron Brugal con cola. No parecen utilizar garrafón propiamente sino que disuelven los alcoholes en agua. La camarera (halagada se sentirá si llega a creérselo) sirve media copa en vaso grande de ron negro. Mi sorpresa no puede ser mayor hasta que lo pruebo y compruebo que tiene un toque dulzón pero sobre todo una dominancia acuosa, que resta azúcares al ron de importación. Quiero creer que los únicos alcoholes buenos que sirven son los tragos cortos, porque fui a pedir dos chupitos de tequila y la camarera ya me advirtió de antemano, son 4 euros cada uno. Mejor déjalo estar. A esto súmale las estridentes canciones del verano, y otras horrendérrimas y superexplotadas como la famosa canción de la película Grease. Por si fuera poco, tuve la mala fortuna de verme cercado por un horco femenino con más alcohol que sangre en el cuerpo, haciendo equilibrios para mantenerse en pie y reclamándome al tiempo, con una voz que quedó grabada en mi memoria como de ultratumba, un trago de mi cerveza. No volví a fijarme en el obispo pero seguro que debió divertirse a lo grande con la escena que le ofrecimos los presentes.

 

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