Acomodado en su sillón giratorio de cuero curtido prefirió refugiarse, durante unos instantes, en la envolvente bocanada de humo haciendo tiempo como si estuviera midiendo cada palabra al milímetro. Inmerso en sus ideas perdió por completo la noción del tiempo. Supe esperar lo que un hombre paciente de mi profesión no hubiera podido soportar, pero para cuando despertó de su siesta meditativa yo ya había conciliado el sueño. Bostezó a sus anchas e incluso pinchó algo de Berlioz. Con el aroma del café recuperé la conciencia.
- ¿Necesita algo más el señor?- Preguntó una voz rebosante de dulzura.
- No, gracias. Puedes retirarte.
El rechinamiento de las bisagras de la puerta al cerrar hizo incorporarme de un sobresalto a la silla. Me ruboricé al comprobar la hora que era.
- Convendrá conmigo en que ha tenido espacio suficiente para reflexionar acerca de la materia.
Aturdido por el extraño sueño y el embriagador perfume del expreso me anublé. Una habitación totalmente calina, avanzando a paso desesperante hacia una puerta lejana que despide abundante luz por sus contornos. Ex abrupto, un pasillo insertado sin motivo aparente, prolongando las distancias. Cegado por la luminosidad del cuarto trato de alcanzar la pared a tientas para sustentarme. Creo haber llegado y, pumba, tropiezo con una cómoda, a priori, invisible. Oigo voces lejanas, indescifrables.
- Pensé que le resultaría difícil dormitar nuevamente en el despacho de su jefe. Pero usted confirma la regla que dice: "El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". No sólo eso sino que además gusta de regodearse muchas más demostrando su incompetencia.
- No tengo nada que alegar. Tiene usted toda la razón.
- Ahora comprendo el estado báquico en el que le debí dejar.
- No entiendo.
- No debió aceptar la primera copa que le ofrecí, aún a sabiendas de que estaba en juego su contrato laboral. A menudo nos servimos de nuestra vanidad para satisfacer los deseos de los demás. Usted dice que tiene carácter, ¡carácter!, que soez. Ni siquiera conoce el significado del término y osa pregonarlo a los cuatro vientos, como si el mero hecho de hacerlo le otorgara el derecho a añadirlo en su currículo. Ahora tómese el café para combatir la resaca.
- ¿Dará cuenta de lo sucedido?
- Es mi deber redactar todos los percances que tienen lugar en la empresa. Durante los casi diez años que llevo trabajando aquí he cumplido a rajatabla las cláusulas de mi contrato. Contabilizo los gastos extraordinarios de los empleados e implemento sus informes de trayectoria empresarial. Así he venido ganándome la vida y así espero seguir haciéndolo hasta que me jubilen. Tengo dos hijos y una espléndida mujer que me reciben cada noche con los brazos abiertos y la sonrisa puesta de oreja a oreja. Ellos conforman mi vida, pero gracias a este empleo puedo darles de comer. Si alguien sospecha lo acaecido esta tarde usted y yo podemos ir diciendo adiós a la empresa.
- ¿Así que usted también…?
- Tarde o temprano lo averiguaría; el alcohol es causante de la perdida de memoria transitoria.
No comments:
Post a Comment