Wednesday 10 November 2010

Fauna underground

El metro, donde por encontrarse en el subsuelo parece ser considerado por ciertas marranos una zona alejada de la sociedad, tan privada como un baño para cometer cochinadas varias, es, nada más equivocado, un punto de concurrencia que brinda escasas ocasiones de intimidad. Madrid nunca deja de sorprenderme con fauna de lo más variopinto. De groserías masculinas ya ando precavido, pero todavía no tengo bien asumido ver señoras que se despojan de las uñas de sus manos, recién segadas, impulsadas como misiles Tomahawk, hembras que se depilan los pelos de sus cejas con ayuda de pinza y espejo para admiración de los circunstantes, damas que hurgan en sus abismos nasales para arrebatar la mucosidad causante de su picazón… una tras otra y otra hasta llenar las hoquedades de sus dedos para encontrar luego ocupación en vaciarlas. Para ellos el subsuelo ha supuesto un camerino donde cometer sus fechorías, antes de salir a escena.

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