Es normal acordarse del nombre de un restaurante donde comes
cuando la experiencia es divertida, deliciosa y el personal que te atiende
entrañable.
Conforme la oferta de establecimientos donde comer crece los
clientes llegan a ser más exigentes y en consecuencia los propietarios del
negocio hostelero.
Los comensales pagan por la calidad de la comida y del
servicio del personal pero rara vez conocen las condiciones laborales de los
empleados-¡Ni deberían saberlo!, puede que llegues a pensar.
Tras un mes trabajando en Tosca de manera ilegal como
freganchín y ayudante de cocina bajo la promesa de un contrato de trabajo te
animo a que conozcas mi historia.
Tosca es el nombre del restaurante ubicado en Jávea, a la
altura del Hotel Paradores, regentado
por Ferrán y Marta. Ambos socios prometieron contratarme a tiempo parcial para
cocina poco antes de que empezara la Semana Santa y así fue que empecé
trabajando. Conforme transcurrían los días me interesé por el contrato, a lo
que Ferrán se excusaba con que tenía que consultarlo con la Gestoría, una
excusa que fue perpetuándose en el tiempo.
La primera semana trabajé media jornada, 4 horas al día, y
después me ofrecieron trabajar tres horas al mediodía y dos horas en la noche. La
media jornada pasó a convertirse en una jornada descuartizada.
Según lo hablado ganaría un sueldo mensual y aparte propinas
que se me abonarían cada quincena. A raíz de ello, percibí 50 euros durante la
primera quincena, pero cuál fue mi sorpresa cuando la segunda semana pregunté a
Ferrán por las propinas. Me dijo que no
las merecía porque se pagaban en domingo y dado que ese domingo no había
trabajado había perdido la ocasión. Tras trabajar un mes en Tosca la cuenta era
la siguiente: me llevaba 50 euros de propinas y un pago de 3,3 euros por hora
trabajada.
Abandoné Restaurante Tosca cabreado y bastante desilusionado
pero con la obligación de alzar mi voz para que los demás supieran del trato
vejatorio del que fui víctima por parte de sus socios, Ferrán y Marta, la cara
amable de Tosca.
Tras cuatro años de experiencia en hostelería esta es sin
duda la experiencia más injusta que recuerdo. Y creo fervientemente que los
comensales de Tosca tienen el derecho y el deber de conocer la verdad porque
cada vez que acuden a Tosca a comer están apoyando, conscientemente o no, la
continuidad de una política de abuso laboral. Párate a pensarlo unos segundos.
La próxima vez que salgas a comer fuera piensa en las
condiciones de trabajo del personal que trata de hacer tu experiencia gastronómica
inolvidable. Piensa en qué quieres apoyar porque nuestras acciones definen el
tipo de personas que somos.
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