Hubo momentos en que las corrientes fluviales nos arrastraron, y llegamos a formar parte de sus espirales. En otras ocasiones sin embargo atravesamos por cauces secos en la mayor muestra de nuestra ignorancia. La travesía llegó a ser áspera, incluso desaconsejable. Y ahora hemos llegado a la meta, juntos, como un equipo que debimos ser siempre, con varias lecciones aprendidas. Entre meta y meta siempre hay un stop obligatorio para celebrar los éxitos y reflexionar acerca de los fracasos. Y después, trabajar en el siguiente objetivo. Buena suerte también.
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