Tuesday 5 May 2015

¿Dónde va tu dinero a parar cuando comes en Restaurante Tosca? Un mes trabajando de manera ilegal en Jávea

Es normal acordarse del nombre de un restaurante donde comes cuando la experiencia es divertida, deliciosa y el personal que te atiende entrañable.
Conforme la oferta de establecimientos donde comer crece los clientes llegan a ser más exigentes y en consecuencia los propietarios del negocio hostelero.
Los comensales pagan por la calidad de la comida y del servicio del personal pero rara vez conocen las condiciones laborales de los empleados-¡Ni deberían saberlo!, puede que llegues a pensar.
Tras un mes trabajando en Tosca de manera ilegal como freganchín y ayudante de cocina bajo la promesa de un contrato de trabajo te animo a que conozcas mi historia.
Tosca es el nombre del restaurante ubicado en Jávea, a la altura del Hotel Paradores,  regentado por Ferrán y Marta. Ambos socios prometieron contratarme a tiempo parcial para cocina poco antes de que empezara la Semana Santa y así fue que empecé trabajando. Conforme transcurrían los días me interesé por el contrato, a lo que Ferrán se excusaba con que tenía que consultarlo con la Gestoría, una excusa que fue perpetuándose en el tiempo.
La primera semana trabajé media jornada, 4 horas al día, y después me ofrecieron trabajar tres horas al mediodía y dos horas en la noche. La media jornada pasó a convertirse en una jornada descuartizada.
Según lo hablado ganaría un sueldo mensual y aparte propinas que se me abonarían cada quincena. A raíz de ello, percibí 50 euros durante la primera quincena, pero cuál fue mi sorpresa cuando la segunda semana pregunté a Ferrán por las propinas.  Me dijo que no las merecía porque se pagaban en domingo y dado que ese domingo no había trabajado había perdido la ocasión. Tras trabajar un mes en Tosca la cuenta era la siguiente: me llevaba 50 euros de propinas y un pago de 3,3 euros por hora trabajada.
Abandoné Restaurante Tosca cabreado y bastante desilusionado pero con la obligación de alzar mi voz para que los demás supieran del trato vejatorio del que fui víctima por parte de sus socios, Ferrán y Marta, la cara amable de Tosca.
Tras cuatro años de experiencia en hostelería esta es sin duda la experiencia más injusta que recuerdo. Y creo fervientemente que los comensales de Tosca tienen el derecho y el deber de conocer la verdad porque cada vez que acuden a Tosca a comer están apoyando, conscientemente o no, la continuidad de una política de abuso laboral. Párate a pensarlo unos segundos.

La próxima vez que salgas a comer fuera piensa en las condiciones de trabajo del personal que trata de hacer tu experiencia gastronómica inolvidable. Piensa en qué quieres apoyar porque nuestras acciones definen el tipo de personas que somos.

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